La liturgia de las barricadas. Lucha y espiritualidad popular en Oaxaca, 2006 y 2007

Por Dr. Raúl Cervera, SJ

El verdadero Dios es aquel

a quien rezan los últimos y

las últimas de este mundo

 

Introducción[1]

El presente escrito pretende ser un modesto homenaje a los miembros del pueblo oaxaqueño que lucharon valerosamente por la defensa de su vida y su dignidad durante el levantamiento de los años 2006 y 2007, especialmente en la ciudad de Oaxaca. […]

La liturgia de las barricadas

Durante los meses que duró lo que algunos han llamado la comuna de Oaxaca la gente llevó a cabo un ejercicio de autogobierno sin precedentes en nuestro país. Por un tiempo se hizo realidad finalmente la democracia participativa radical.

Ahora bien, entre las numerosas y creativas formas de intervención que adoptó el pueblo llama la atención la presencia de símbolos y rituales que expresaban directamente las convicciones creyentes de varios sectores. Detrás de estas manifestaciones de fe se encontraban, por un lado, laicos y laicas, tanto de la ciudad como del campo, que hacían presentes muy diversas expresiones de las creencias populares. Participaron también miembros de colectivos confesionales, de manera privilegiada, las comunidades eclesiales de base, así como otras agrupaciones no directamente creyentes, pero sí con vínculos con las iglesias, como Servicios para una Educación Alternativa, A. C. (EDUCA) y el Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto, A. C. Por último algunas comunidades religiosas -entre ellas las misioneras laicas de Oaxaca- y algunos sacerdotes intervinieron en apoyo a la lucha del pueblo.

Pensamos que estas manifestaciones rituales representaron la punta del iceberg que simboliza el sustrato espiritual del pueblo oaxaqueño, que hay que tener presente como una de las fuentes que alimentaron las acciones libertarias de esos días.

La presencia de los catolicismos populares

En las megamarchas y en otras manifestaciones masivas se dio una presencia muy notoria de diversos símbolos religiosos: en algunas ocasiones al frente de la columna se levantaban tres cruces de madera con letreros que expresaban las causas que polarizaban a los manifestantes: justicia, libertad, democracia, paz… Había también participantes que portaban otras insignias religiosas, por ejemplo, estatuas y cuadros de vírgenes y santos. No faltaron quienes entonaron cantos religiosos de carácter progresista: «Caerán los que oprimían la esperanza de mi pueblo». Aparecían también pancartas con leyendas alusivas al movimiento, de inspiración creyente, por ejemplo: «La verdad os hará libres»; «Queremos paz con justicia y dignidad», y otras. Hubo momentos en que algunas personas enfrentaban a las fuerzas policiacas con símbolos religiosos, como flores, agua bendita, rezos y exhortaciones a la paz.

Los cortejos fúnebres de los que cayeron asesinados durante esos meses, conjuntaban el carácter religioso que normalmente identifica a estos eventos con una fuerte carga política en la que se expresaban las demandas de la lucha ciudadana.

nvinoticias

Foto: nvinoticias.com

Durante los cinco meses que duraron, en conjunto, los campamentos en el centro de la ciudad, y las barricadas en muchos otros puntos, se hicieron presentes símbolos y rituales de carácter religioso. Hubo ocasiones en que, de manera espontánea voces anónimas iniciaban la recitación del rosario y otros rezos populares, así como rituales de agradecimiento, intercesión y purificación[2]. También se vivieron momentos eminentemente festivos a través del canto, el baile,  la comida y la bebida. Parece que algunas veces estas actividades se organizaron a través de mayordomías creadas ad hoc.

El mismo día en que se constituyó la APPO, en el quiosco del zócalo de la ciudad manos anónimas levantaron un altar en el que pusieron imágenes de la Virgen de Guadalupe, de la de Juquila y de Jesús crucificado, ésta última con la leyenda: «Oaxaca, basta de ser sacrificado, callado, asesinado. Fuera Ulises. Libertad»[3].

Desde las radiodifusoras tomadas por la APPO se transmitían con frecuencia mensajes de carácter religioso enviados por simpatizantes del movimiento.

En el contexto de la celebración de los antepasados en noviembre de 2006 se levantaron ofrendas de muertos en los campamentos y las barricadas para honrar a los caídos en la lucha[4]. Los alumnos de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca dispusieron un altar en el atrio de la catedral con el mismo propósito.

M. Zires sostiene que después de la gran represión del 25 de noviembre «las celebraciones religiosas tomaron un papel más importante como momentos privilegiados de expresión colectiva del sufrimiento que estaban viviendo y de denuncia política» [5].

En algunos momentos más álgidos, por ejemplo, cuando el 22 de julio de 2006 desconocidos balearon las instalaciones de radio universidad, y cuando, el 20 de agosto, policías vestidos de civil destruyeron las antenas del sistema estatal de televisión y radio en el cerro del Fortín, las campanas de las Iglesias de la ciudad comenzaron a tañer para alertar a la población sobre lo que estaba sucediendo. Pero no sólo lo hicieron en estas ocasiones.[6]

Fue en el marco de estas movilizaciones en el que aparecieron dos símbolos muy potentes en el contexto de los catolicismos populares: la Virgen de las Barricadas y el santo Niño-APPO. La primera imagen representa a la Virgen de Guadalupe, la cual porta una máscara antigás; en el manto, en vez de estrellas, aparecen pequeños neumáticos ardiendo. La imagen del niño, con el rostro cubierto con un paliacate, viste pantalón y camisa de manta o «cotón», botas y porta una resortera y un cohetón, aunque se dieron variantes en su diseño. Entre las familias que adoptaron este símbolo como propio, le otorgaban el tratamiento acostumbrado entre los creyentes para honrar al Niño-Dios, sobre todo durante el ciclo ritual navideño.

samarrilleres.org. Niño APPO

Foto: samarrilleres.org

Zires documenta una ceremonia de bautismo de la imagen celebrada por miembros y simpatizantes del movimiento, sin participación oficial de la Iglesia católica:

Como en todo bautizo surgen múltiples padrinos para financiar la figura con su indumentaria y la misma celebración. El bautizo sigue las reglas del compadrazgo y de la reciprocidad. (…) Se instala un altar con una mesa pequeña, en donde colocan a la figura del Santo Niño enfrente de los participantes  (…)  leen con mucho respeto el texto de una oración (…), cuidando de no darle a la figura la espalda. Al final de esa parte todos emocionados aplauden. [7]

Igualmente se instala en el Zócalo de la ciudad un campamento en miniatura del Santo Niño. Finalmente la imagen preside la marcha de conmemoración del segundo aniversario del desalojo violento de los maestros en junio de 2006 [8].

Vecinos de la colonia Santa Lucía levantaron un altar de muertos el 2 de noviembre de 2007, en memoria de Brad Will, y lo mismo sucedió en 5 señores, allí para conmemorar la “Batalla de Todos los Santos”, como se le nombró a la resistencia contra la PFP en 2006. [9]

 

 

 

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[1] El artículo completo fue publicado originalmente en Christus: Revista de Teología, Ciencias Humanas y Pastoral. Ciudad de México, Vol. 75, no. 785 (jul.-ago. 2011), pp. 42-51.

[2] En una ocasión, Dña. Yolanda *** realizó en una barricada la ofrenda a la Madre Tierra, habitual en la localidad zapoteca de la sierra norte de la que es originaria. Este ritual, llamado «el caldito», tiene lugar en momentos importantes del ciclo agrícola y también en la construcción de habitaciones, y se desarrolla de la siguiente forma, según su testimonio: el caldo se confecciona con un gallo «joven» o una gallina que aún no haya ovado; se cuece sin sal ni otros condimentos. También puede prepararse a base de camarones o pescado. Normalmente se excavan cuatro hoyos en la tierra en los que se vierte el caldo antes de ser probado por los asistentes. Según la costumbre particular de quienes realizan el rito se pueden poner piezas de carne en el hoyo o sólo caldo. Además del caldo se depositan cuatro cigarros, trece granos de cacao, trece granos de cada una de las variedades de maíz: morado, blanco y amarillo, así como un poco de mezcal. También se pueden ofrendar trece camarones. En la oración se suplica que la tierra reciba la ofrenda, se invoca a la trinidad católica y se recitan otras oraciones tradicionales, como el Padre Nuestro y el Ave María. (Testimonio de Doña Yolanda).

[3] Zires, M. Imaginarios religiosos y acción política en la APPO: El Santo Niño de la APPO y la Virgen de las Barrikadas, Revista de la Universidad Cristóbal Colón. Cuarta época, Número especial 1: Estudios Culturales. Veracruz, 2009 (131-169) ISSN: 1405-8731), pág. 9.

[4] Cf. S. de Castro Sánchez, Oaxaca: más allá de la insurrección, crónica de un movimiento de movimientos (2006-2007), Oaxaca 2009, 217.

[5] M. Zires, op. cit., 10.

[6] Testimonio del Sr. Fermín Suárez Ruiz

[7] M. Zires, op. cit, 19-20.

[8] Cf. Noticiasnet.mx, junio 5, 2011 (http://www.noticiasnet.mx/portal/principal/conservan-culto-santo-nino-appo) (Todas las referencias direcciones de internet son del mes de junio de 2011; M. Zires, op. cit., 12-33.

[9] Testimonio de Sara Méndez Morales, miembro del Comité de Defensa Integral de Derechos Humanos Gobixha A.C. (CODIGO DH).

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